Informando sobre lo inexplicable: el caso Asunta

A puntito está de comenzar en Santiago de Compostela el juicio por el asesinato de la pequeña Asunta Basterra, una niña de 12 años que aparecía muerta en una pista forestal de un ayuntamiento próximo a la capital gallega. Lo más esperpéntico de este asesinato es que los principales sospechosos del crimen son los propios padres adoptivos de la niña.

Recuerdo perfectamente aquel 22 de septiembre de 2013. Era domingo y estaba de guardia como tantos otros fines de semana del año. A media mañana, saltó un brevísimo teletipo, de apenas dos líneas y escrito en rojo, que ponía algo así como «aparece el cadáver de una niña en una pista forestal de Teo».

Inmediatamente tuve que dejar a un lado la información en la que estaba trabajando y ponerme rápidamente con esta, ya que estábamos ante una de esas noticias que hace añicos la escaleta prevista del informativo  y se convierte de inmediato en tema de apertura. Siempre me ha encantado la expresión en inglés, «breaking news».

Dado que yo cubro habitualmente otro tipo de información, poca más relación tuve con el caso Asunta aunque, obviamente, seguí su evolución como cualquier otro ciudadano perpleja ante la posterior detención de sus padres y los datos que se iban conociendo.

Os pongo ahora una foto que saqué yo misma hace unos días en el lugar donde apareció el cadáver de la niña y que hoy continúa siendo un punto en el que la gente deja sus muestras de cariño hacia Asunta.

asunta

Ahora que el juicio está a punto de comenzar, el tema vuelve a estar de actualidad y os quería comentar una conversación que el otro día escuché en una cafetería entre dos personas (imposible no escucharla por el volumen al que se expresaban).

Una de ellas le decía a la otra, que estaba escandalizada por un programa especial (sobre el caso Asunta) que había visto – no voy a decir el canal – y que le parecía indignante. Entonces, empezaron los comentarios peyorativos (por ser suave) hacia los trabajadores de esa cadena llegando a afirmar que era vergonzosa su actitud.

Al margen de que yo pueda estar más o menos de acuerdo con el fondo de todo esto, lo que más me chocó es que, por la cantidad de detalles que aportaba esta mujer, se había tragado el programita dichoso de cabo a rabo.

Y mi pregunta es: ¿la gente por qué ve programas que no le gustan o le parecen indignantes, incluso vergonzosos?. Los espacios televisivos no son impuestos que deban abonarse obligatoriamente por imperativo legal. Si no te gustan…¡no los veas!.

Me preocupé de mirar las audiencias ese día y…el programa en cuestión se encontraba entre lo más visto del día en España. ¿Toda su audiencia pensaría igual que esta señora? ¿Recorre un extraño virus el país por el que la gente dice ver unas cosas en la televisión, aunque después las audiencias vayan en otra dirección?¿Se miente? ¿Se aparenta? ¡No entiendo nada!

ordenador

El debate sobre la ética en periodismo me parece fundamental. Sólo que yo discrepo de esta mujer y opino que no estamos ante un problema de «programación basura» que emiten unos medios de comunicación que son muy malos, muy malos, muy malos. En todo caso estaríamos ante una «sociedad basura» ya que nos implica a todos y cada uno de nosotros. Más allá de ética en periodismo, debería hablarse de ética de cada persona seas periodista, médico o tendero.

Los programas existen si están respaldados por el público. En caso contrario, caen de la parrilla rápidamente. Al final, es un toma y daca, una simple cuestión de oferta y demanda. Otra cosa ya es si se sobrepasa algún límite legal que puede afectar a una menor, como es el caso de Asunta, o determinados estilos que pueden llegar a ser de muy mal gusto.

Yo no me veo capacitada para decirle a otra persona qué ver o qué leer, pero sí pediría un poco de coherencia y no criticar lo que tú mismo estás alimentando.

Dicho esto, me gustaría terminar este post con un deseo: vivir en una sociedad donde se puedan ofrecer las noticias de sucesos sin alimentar morbos innecesarios o especulaciones gratuitas. Y no olvidar que, en este caso en particular, hay una niña muerta que merece nuestro máximo respeto y atención.

Una sociedad que presume de democrática y que se llama a sí misma primer mundo, no puede consentir hechos tan espeluznantes como este crimen. Pero lo más grave y doloroso es el hecho en sí mismo, no la noticia ni cómo se cuenta.

¡Por Asunta!.

Este tema da para mucho debate, lo sé, pero también para mucha demagogia…

(las últimas informaciones apuntan a que el juicio podría retrasarse unas semanas).

#casoasunta

#etica